Después de dos periodos presupuestarios de la Unión Europea (1994-1999 y 2000-2006) que han sido especialmente favorables para la ciudad de Toledo, al menos en lo que a ayudas financieras se refiere, y ante el inicio inminente de una nueva agenda económica (2007-2013), puede parecer conveniente hacer una reflexión pública sobre ese futuro en relación a las posibilidades de que la ciudad de Toledo siga siendo receptora de esas ayudas económicas.
Dejar las formas de trabajo exigidas por programas experimentales tipo URBAN e introducirse en una forma de trabajar más compleja tal y como se deriva de las exigencias del nuevo periodo presupuestario 2007-2013 supone una transición delicada. El ejercicio consiste en salir de un marco limitado, seguido por las autoridades locales y los representantes de la Comisión para encontrarse en plena competición con numerosos proyectos que presentan otras autoridades locales.
Guardando las proporciones, se parece bastante al ejercicio que debe de realizar un joven conductor que deja de conducir en un circuito cerrado de una autoescuela y se encuentra solo al volante en una autovía de cuatro carriles infectada de camiones.
Esta metáfora pretende ilustrar la dificultad que experimentan algunas ciudades en encontrar un sitio en los programas operativos, en definir, en negociar e imponer su proyecto estratégico o dicho más comúnmente, en encontrar financiación para dicho proyecto. En competencia con el joven conductor hay pilotos experimentados que además de conseguir sus objetivos multiplican los obstáculos y no se fían de los novatos a los que consideran poco fiables.
Conseguir financiación para proyectos de ciudad en el periodo 2007-2013 será más complejo que en el periodo anterior, como fue más complejo en este con respecto a su antecesor. Como es lógico el acceso a esos fondos se convierte en una tarea difícil y compleja porque los procedimientos son más complicados y la competencia aumenta. En este contexto el apoyo y la ayuda mutua entre profesionales de ciudades que se conocen desde hace tiempo son fundamentales. Esta ayuda mutua se concretiza en la participación en redes y proyectos de intercambio de experiencias. Este tipo de acción, lejos de ser una flor en el árbol, una guinda en el pastel, son acciones complementarias que conducen a la obtención de buenos resultados para financiar proyectos de intervención en el plano local. Es decir para obtener dinero “aquí” hay que estar presentes “allí”. No se puede pretender recibir sin dar nada a cambio y la Comisión Europea considera que los contactos entre personas y entidades, lo que llama encuentros transnacionales, son una forma más que contribuye a “hacer” Europa.
Participar en programas europeos es como dispersar semillas en el suelo, se desconoce dónde van a aparecer las flores pero se sabe que van a brotar. Si siempre se intenta fijar la aplicación primero, entonces puede que sea imposible llegar a ella. Es como plantar una semilla en un lugar preciso, quizás no germina.
Los políticos no lo ven así porque quieren saber con anterioridad para qué están pagando. Pero es una realidad que muchos proyectos de mucha inversión y envergadura aparecieron como un beneficio inesperado de otras actividades. Ejemplos, en Toledo, tenemos unos cuantos.
En la próxima agenda 2007-2013, es pues fundamental trabajar en los proyectos transnacionales y en las redes que mejor permitan situar en el plano europeo los proyectos concretos locales para los que se quiere encontrar financiación. Esos proyectos locales deben de obedecer a una lógica interna basada en una política de desarrollo local que se inspire en los pilares de las políticas de la Unión Europea: el desarrollo sostenible, el medio ambiente, las nuevas tecnologías en relación a la participación ciudadana y a la creación de empleo, la igualdad de oportunidades, etc.
En esencia esos proyectos locales para los que se busca financiación deben de derivar de una especie de plan estratégico en el que se haya intuido al menos, la función de la ciudad en el marco de las redes de ciudades.
Participar en los beneficios de recibir fondos europeos requiere una cada vez más esmerada profesionalización unida al “cuidado” de las relaciones transnacionales, tanto con representantes de la Comisión Europea, como con los de otras ciudades que forman las redes de un cierto asociacionismo europeo en el que se sustenta la obligada transnacionalidad exigida por la Unión Europa. Ya no solamente basta con estar al tanto de la información, hay que gestionar esa información y saber distinguir lo que es aprovechable para los objetivos locales. Pero también requiere la elaboración de un Plan Estratégico de ciudad en el que encajan como piezas de un puzzle los proyectos financiables.
Así la conocida afirmación: “Pensar globalmente y actuar localmente” se convierte en “Pensar y actuar en Europa con los europeos, y pensar y actuar localmente asociándose con el tejido social de la ciudad”.
Para que la mayoría de los objetivos se cumplan y uno de ellos, obviamente, es conseguir financiación europea para acelerar el desarrollo local y beneficiarse de las políticas de cohesión, un municipio como el de Toledo, debe de apostar por estar presente en el escenario europeo con los instrumentos y las estrategias de las que se ha hablado más arriba. Es decir tiene que tener definida una “política europea”. Para tal fin parece obvio que debe de contar con la estructura administrativa y de gestión que trabaje para obtener los objetivos.
Sin embargo, parece ser también, que el gobierno local del Ayuntamiento de Toledo no parece haber comprendido todo esto, incluso después de haber comprobado como Europa “ha sido generosa”, gracias al buen trabajo desarrollado desde la primera mitad de los años noventa, con la ciudad de Toledo, lo que ha permitido sin duda realizar proyectos que sin las subvenciones europeas nunca se hubieran realizado o que, caso de haberse hecho, hubieran consumido recursos económicos locales que hubieran impedido hacer otras acciones.
El equipo al mando del Ayuntamiento de Toledo no parece apostar por realizar ese trabajo cada vez más complejo que se requiere para percibir los beneficios, económicos y otros, que emanan de las instituciones europeas. No parece dispuesto a mantener operativos los recursos y estructuras que han trabajado en obtener los logros de los años anteriores. Es una opción legítima pero equivocada desde la óptica que preconiza el desarrollo local sostenible y la presencia activa en el escenario europeo porque se apuesta por realizar una política pasiva de la que no se derivaran ventajas económicas europeas, es decir no llegará dinero de Europa, al menos en cantidades significativas.
miércoles, 24 de diciembre de 2008
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario